Chistes sobre miguelita

Tuve un amigo que a veces me invitaba a reírme de nada. Nunca he visto nada parecido. El tipo escapaba de la oficina forzándose a reír hasta que el flujo de la carcajada aparecía más naturalmente. Jeje, je je je, jejejejeje…hasta que lograba reírse con verdaderas ganas (de lo estúpido que se veía tratando de reír).

Estar a su lado durante el difícil ejercicio era un poco perturbador, pero yo, tan proclive a la risa fácil, terminaba agradeciendo el momento estúpido y lo acompañaba con un par de carcajadas.

Liniers es un cartonista argentino que sabe reírse de nada. No voy diario a él, pero a veces lo extraño como se sólo se puede extrañar a alguien después de haber soñado con él.

Entre otras cosas lindas, Liniers también se ríe de mí. Aquí por ejemplo, mi sentir diario en la oficina:

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Como dijo por ahí un buen escritor de cuyo nombre prefiero no acordarme: la vida nunca termina por ser ni comedia, ni pieza ni tragedia…la vida sólo sabe diluirse. Este otro momento es de cuando mi vida se convierte en una amarga farsa:

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Aquí yo y mi gato mirando al horizonte. Es un poco desesperante saber cuánto no sabes.
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Esto de cuando salgo buscando ‘pelea’ intelectual

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Venía pensando que uno debería ser capaz de bloguear desde el coche.

El tráfico de la Ciudad de México es óptimo para el blogueo.

Ayer por ejemplo, de haber blogueado en el coche, habría escrito de los gorrioncitos grises que se posaron a mi lado. Macho y hembra en pleno cortejo. Coqueteaban, se rodeaban como ‘tirándose el perro’. De pronto ¡madres! el macho se deja de darle vueltas al asunto (y a la hembra) y se le monta…pum pum pum coge coge coge y se baja…pum pum pum coge coge coge y se baja otra vez. Entre pum y pum el macho se afilaba el pico con una ramita como quien afila un cuchillo en el suelo. Un gorrioncito nomás, pero se veía henchido de orgullo, seguro de que más gorrioncitos como él vivirían para contarla en el turbio y venenoso cielo capitalino.

Se me ocurre que los machos de todas las especies se parecen un poco a ese gorrioncito. El pum pum pum es un momento donde la hembras podemos atisbar su verdadera majestuosidad.

Por eso, creo, luego pasa que a algunos les da por pensar con el pito. Je.