Y si a usted le gustan los números…

Digo, por aquello de atribuirle nuestra falta de empleo, descabezamientos diarios, reducciones presupuestales en los rubros en que más apoyos necesitamos (educación e investigación científica) únicamente a la crisis global. Uyy la crisis global, ahí viene la crisis global vestida de Llorona, Uy los alemanes, Smithers.

Y los que administran este país vendiendo piñas.

A tres años de gobierno, este es el comparativo en números, investigado por mis colegas en CNNExpansión, quienes, me consta, le chingan a deshoras. La nota se llama “México, antes y después de Calderón”  y entre otras cosas nos refresca la memoria: este señor recibió la presidencia con el tipo de cambio con el dólar a 10.6 pesos (hoy está a 13.33), con una pobreza alimentaria (lo que sea que el eufemismo indique) de 14 millones de personas (tres años después son casi 20 millones de muertos de hambre, literales) y lo peorcito, un Producto Interno Bruto que si bien no estaba boyante con 4.8%, por lo menos estaba en números negros (hoy amanecemos con la nada distinguida cifra en números rojos: un PIB del -7%).

Aaaaah qué buenos son gobernando chingadamadre, merecen un premio y todos sus bonos anuales. Cada peso.

(Si se me permite, copiaré aquí la tablita de la nota firmada por José Manuel Martínez y sacada del sitio de CNNExpansión.com)

Indicador

2006

2009

PIB

4.8%

-7% (e)

PIB per cápita

8,212 dólares

7,948 dólares a junio

Exportaciones

10.8%

-30.2% a junio

Importaciones

12.8%

-30.6% a junio

Balanza comercial

-7,600 mdd

– 1,210 mdd a junio

Inflación

4.06%

4.38% (e)

Tipo de cambio al cierre

10.6 pesos

13.33 pesos (e)

Cete 28 días

7.0%

4.47% actual

Aumento salarial contractual

4.1%

4.5% a julio

Pobreza alimentaria

14.4 millones de personas

19.5 millones de personas

Balance fiscal vs PIB

0.2

-1.8%

Reservas internacionales

67,700 mdd

73,587 mdd

Tasa de desocupación

4.6%

6.12% (agosto)

Empleo formal Trabajadores asegurados en el IMSS)

13,678,492

13,887,498

Música política

Debido a un bache de tiempo en el que se le salió el aceite de la dirección a mi vida (calculo unos 8 años perdidos entre corazones rotos, duelos varios y solipsismo desmedido) a pesar de que intuyo muchas cosas, casi nunca puedo articular metódica y racionalmente lo que pienso.

El hecho es que lo pienso y voy a intentar lanzar una hipótesis: que los grupitos de estudiantes acostados en los jardines de la UNAM sigan escuchando  a los Fabulosos Cadillacs, Molotov y Los Héroes del Silencio es síntoma de un rezago socioeconómico, una avenida de ida y vuelta hacia un menor acceso a la información, incluso en esta supuesta democracia del MP3 downloadeable y el disco pirata.

Mentimos al generalizar ‘¡pero si ahora todo el mundo oye lo que quiere por internet!’

¿Qué hacen estos niños oyendo eso tan viejo? Si se tratara de una moda revisionista podrían igual estar interesados, qué sé yo, en los Beach Boys o en Agustín Lara.

No es eso. No oyen cualquier cosa. Oyen bandas semi-rockeras, pseudo contestatarias (algunos hasta trova, pues, que ya es exceso), grupos de hace 15 o 20 años que nunca fueron muy buenos pero que hace 15 años al menos eran la novedá.

Mientras tanto, los hijos de los empresarios y políticos se atiborran de indie en Ibero90.9 y ‘descubren’ un grupo nuevo cada tres días (no se pierden Jobo Novo, pues). “Escucha esto, es súper desconocido güey, son como TV on the Radio cuando todavía eran buenos güeeeey” …es decir hace dos meses.

Este es justo el vicio contrario, insulsos ambos, casi se tocan de tan similares.

El caso es que los dos fenómenos -el de la nostalgia sensiblera que no cambia de grupo favorito y el de ‘todo debe ser nuevo y medio desconocido o ya no es cool- responden a roles sociales opuestos.

Aventuro: el empleado y el empleador.

¿Los gustos en la música marcarán diferencias cuando ambos estudiantes quieran acceder a un puesto de trabajo?

Después de todo, arte también es información.

Y ya embarrándome bien, (por qué no chingao, si el derecho que mejor ejerzo es el derecho a cagarla), ¿no será que ningún gusto es inocente? ¿No será que algunas obras de arte que apreciamos, no todas, vamos, pero algunas, no serán inducidas también, copiadas, aspiracionales, vehículos para perpetuar el status quo, vehículos de poder?

No sé si estoy observando de más o haciéndome demasiadas preguntas.

It’s a dirty job, but someone’s gotta do it.

***

Si aceptamos la hipótesis anterior (o su espíritu, vamos) tenemos como corolario 1 que:

Aquellos exquisitos que juzgan a los otros por sus gustos, que se la pasan gritando a los cuatro vientos cuán malos son todos los grupos y que maten a los fans de no-sé-quién y que prohiban los discos de no-sé-qué, no son más que unos inseguros ham-burguesitos come-uñas queriendo reivindicar/inflar/esconder la clase sociocultural a la que pertenecen desde que nacieron.

SOMOS, quise decir.

***

No tiene que ver con nada, pero creo que mis caminatas por los jardines de la Facultad son el medicamento que tomo ahora en dosis pequeñas y constantes para apartarme de los baches de tiempo.

Es un medicamento lento, pero eficaz.

A la vida le hacen falta subtítulos

Otra semana de “big mouth strikes again”.

Si la realidad trajera subtítulos yo podría hablar muy fuerte, ladrar alguna opinión de esas absolutas que son mi peor vicio y el otro tranquilamente leería “en realidad lo que quiero es rebotar esta idea, a ver qué tan buena es, estoy haciendo conjeturas en voz alta y me encanta que pienses diferente porque así me siento más acompañada; la diferencia, saber que hay otro punto de vista, siempre me hace mejor”.

Mientras yo digo “No no no no”, el otro podría leer “Sí sí sí! Me encanta jugar frontón de ideas, ahí te va un pase”.

Me siento como un perro emocionado que al ver la correa salta de gusto y ladra tan fuerte que el dueño se asusta y en lugar de sacarlo lo encierra.

La pinche vida no tiene subtítulos y yo  muero por la boca muero muero muero articulando palabras.

***

Respiro hondo, como siempre, me avergüenzo un poco  y sigo en lo que estaba, pero le dejo que esta canción como un dulce aviso a todo aquél que se enfrasque en una discusión conmigo: algún día en vez de discutir pendejadas, los voy a sacar a bailar.

Tortuguera

Tanto que hacer, tan poca gente con ética.

Le pregunté “Oiga, ¿y por qué tortugas? ¿Por qué lleva usted haciendo un trabajo sin paga veinte años (por el que el gobierno le debería un premio o dos, o un ejército de ayudantes bien pagados, al menos)? ¿Para que viene a esta playa cuatro o cinco veces a la semana a mal pasar la noche, esperando que las tortugas desoven, compacten, se vayan, esperándolas a que hagan lo que instintivamente deben hacer, para luego desenterrar los huevos y replantarlos en un lugar seguro, donde no se los puedan comer los tejones o los humanos?”

A ver, me dijo, yo nací aquí, mi padre arreaba vacas a las orillas de esta playa; yo alcancé a ir a la Universidad de Guadalajara. Cuando hacíamos prácticas yo propuse hacerlas acá y cuando terminé, pues me quedé.

Son seis kilómetros de playa que antes me caminaba a pie, todas las noches buscando nidos (las tortugas desovan cuando se esconde la luna, por ahí de la 1 am y terminan como a las 6 o 7). Cuando empecé desovaban unas 4 tortugas al año, hoy ya logramos que sean 1000.

¿Veinte años después?

Si, veinte años. Es que de 1000 huevos, sólo una llega a ser adulta…

…pero si usted me pregunta por qué tortugas y no otro ser vivo, no lo sé. Me enteré hace poco que a dos pueblos está el segundo lugar más pobre de México, de esos donde la gente se muere por agua sucia y esas pendejadas.

“A veces me pregunto por qué vengo todas las noche a salvar tortugas, mejor debía ponerme a ayudar gente”.

Esas fueron sus palabras exactas. Este cabrón biólogo me estujó el alma completa.

***

El biólogo, tan acostumbrado a entender cosas sin que se las digan, apeló a una niña que todavía vive en mí, la misma que decidió con fuerza a los 8 años que estudiaría biología y se puso a leer El Origen de las Especies. Me dejó recoger los huevos de un nido mientras la tortuga compactaba la arena (y yo escondía mi conmoción)  me habló de los nombres científicos, de las constelaciones, los periodos de la luna y decenas de ciclos naturales que pasan sin pena ni gloria en las ciudades.

Tuve una regresión, casi toqué a mi papá.

El mar tan punk golpeando los riscos, vigorosa, amigablemente, como si estuviera en medio de un mosh pit queriendo celebrar la música de la noche, las estrellas fugaces cayendo como migajitas sobre nosotros, suish suish el cielo se desmoronaba. La risa de los tortugueros, sus memorias de mojados, la alegría agridulce de estar de vuelta en una tierra que llaman suya, aunque no lo sea. (A veces está bien cabrón no creer en dios).

Esta foto le hace un flaco favor a mi experiencia, pero igual es puro registro:

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De tanto no poder hasta se puede

Fui a la Costa Alegre en Jalisco.

Los complejos hoteleros están muy bien, los ricos…puta, ¡las casas de los ricos! están requetebien. Cuando el dinero sobrepasa algunos topes siempre asumo que por ahí hay narco pesos.

Creo que en el único lugar donde nos damos golpes de pecho es en el Defe. Allá todo el mundo sabe que pudo llevar a sus hijas a la Universidad de Guadalajara, “¿pos por dónde cree usté? ¿Yo solito? ¿Con mi sueldito?”

Me encantaron. Más preguntaba y más me contaban.

Aquí hay gente que tiene ‘negocios’. Uno ‘invierte’ con ellos y te dan una parte de lo que le saquen a ese negocito. Pero tú no te metes, ellos se arriesgan. Aquí viene a comer Luis Miguel, es buena onda. Pero los que verdaderamente dejan billete son ‘los otros’: a esos sí los tratamos bien, pues.

Parece, sólo parece otro mundo con su arquitectura mediterránea, su patrón italiano, sus mamás esculturales paseando en tetas operadas.

Pero por abajito, todos lo saben. Que allá vive Seal con su novia la modelo, que por aquí enfrente pasan los botes usté ya sabe con qué.

Un 70% de la gente con la que platiqué ha pasado dos o más años en Los Ángeles o en Phoenix. ¿Y aprendió inglés? Ja ja, ¿en Los Ángeles? No, verdad. Allí se habla español. Pus sí.

Yo trabajaba de cargador de hielo. Yo pizcaba. Aesti pendejo lo metieron a la cárcel tres meses /Carrilla/ jaja/¡sicierto, cuéntale cómo te ofrecieron un maricón rentado! Ah que chingona es la vida acá. Allá no tanto, sólo si eres soltero. Allá si eres soltero te vas todas las noches al baile y te pegas unas divertidotas.

Pero casi todos se sienten mal, tienen familia acá, pues. Si gastas en el baile y en el chupe ya no alcanzas a mandar nada.

¿Y usted? No, pues yo trabajo en una revista. ¿A chingá, a poco se puede vivir de eso? No joda señor, que yo también me lo pienso diario /Carrilla/ jaja, cuéntales cómo escribes en las mañanas eso que sí quieres escribir, cuéntale tus sueños, ándale, cuéntales cómo te ofrecieron un maricón rentado.

Stupid wishes

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(Foto tomada de The Guardian vía TSW)

Aún no tengo mucho contra Obama, pero me gusta este famoso cartel porque el tipo que lo hizo, un liberal de 20 años, pide más. 

¿Por qué madres me voy a conformar con que seas negro, con que pertenezcas al partido ‘de los buenos’? ¿Por qué no puedo pedir que los buenos no se llamen así simplemente por su habilidad para lavarse las manos?

Quizás es sólo un acto de barrojuventud, somos ingenuos  pero qué diablos, tenemos derecho a pedir más.

No sólo quiero que se acaben los muertos, los ejecutados y los encobijados en mi país, además quiero que esa gente vaya a la escuela, que el Conacyt no reduzca arbitrariamente la cantidad de salarios mínimos con los que se apoyan las especialidades, que TODOS y no uno de los diputados devuelvan 1 o 2 o 3 millones de pesos (además quiero saber a quién se los devuelven y para qué serán usados esos dineros); que en los periódicos y las revistas mexicanas paguen bien al que escriba bien, al que sea capaz de articular y cuestionar una idea, no al que traiga la nota más ‘sexy’ -una palabra que usan los editores para calificar o descalificar un tema.

No sólo quiero que Tarantino haga mejores películas, quiero que medite responsablemente en qué chingaos se gasta el presupuesto anual de un pueblo africano.

No sólo quiero una industria de cine en México, quiero que Foprocine deje de apoyar con el poco dinero que tiene estupideces donde Jaime Camil enseña el mal cuerpo que tiene.

¿Es mucho pedir?

Inmune, impune

Me interesa cómo funciona la mente del escritor.

Una maestra dijo “Cuidado con lo que escriben, el cerebro no es inmune”.

Se refiere al caso específico de  un guionista talentoso, con el sueño peregrino de escribir una buena película o por lo menos una que exponga su particular visión del mundo, que secretamente babea con ser rico y se deja seducir por la escritura de guiones de telenovelas y series estúpidas. 

“Nunca más vuelven a ser los mismos. Hay que tener cuidado con lo que uno hace, el cerebro no es inmune”. 

Tantas mentiras que uno se cuenta: “luego escribiré algo personal, esto es puro negocio” “pues es que también hay que tragar”. 

Seguramente algunas aves cruzan el pantano y no se manchan, pero hay un riesgo, puntos de no retorno. 

Si uno piensa demasiado en que SalomeJuanita ama desesperadamente al primodesunuerahermana quizás la mente vaya creando esos zurcos necesarios para perpetuar ese tipo de historias.

Al rato la vida le pasa encima a uno, que si el hijito, que si la muerte, que si hacer el súper los domingos. Al rato uno ya no es guionista o novelista o comiquero , sino escribidor de dialoguitos pendejos y repetitivos: uno es personaje de sí mismo.

Horror.   

Es que (note to self) hay que recordar que la voluntad está pegada a la experiencia. 

No somos inmunes.

A nada.

A través de un espejo de feria

Algo anda muy mal cuando la voz más coherente en esta crisis es la de un capo.

Trato de comprender la lógica que priva en Servando Gómez Martínez, aka La Tuta,uno de los jefes de la organización La Familia, quien pidió una entrevista a Milenio TV para dirigirse al Congreso de la Unión, al ejército y al presidente.

Como exigía Rimbaud, La Tuta es completamente moderno: tiene la sangre fría y entiende su negocio. Le habla de CEO a CEO al panista. Entiende que el gobierno y el narco son dos grandes y exitosas empresas –una exporta mexicanos a EU y con las ganancias embellecen los cachos de país que van vendiendo baratubaratu, muy baratu/ la otra emplea o embrutece a los mexicanos que lograron quedarse.

Son dos pujantes empresas, el negocio va muy bien, ¿pa qué nos peliamos, digo yo? 

“Hace algunos años no teníamos está situación de conflicto. Pasó algo… Se rompió algo entre la familia y el gobierno. Por eso queremos que alguien nos escuche y preste atención…”, dijo La Tuta.

Negociemos, no se aprieten de su calzón, lo han hecho toda la vida y estábamos tranquilitos. A nadie le convienen tantos decapitados, tanto pinchi encobijado. ¿Luego quién va a trabajar el negocito? Dios (es decir, nosotros) aprieta pero no ahoga. ¿Qué quieren, que la gente se canse de verdad y empiece a PENSAR o peor, a actuar en consecuencia? Con todo respeto, no chinguen. 

No me extrañaría que algún día La Tuta se hiciera de algunos andamios políticos y hasta se lanzara de senador. Con la memoria histórica que nos cargamos, muchos de mis conocidos hasta votarían por él.

*** 

De acuerdo a la nota publicada ayer por Proceso:

La Tuta aseguró que La Familia respeta a los militares, a las fuerzas armadas. “No tenemos nada contra ellos. Que no se dejen engañar. Que vean los expedientes. En todos los casos es el mismo modo. En Yucatán, en Baja California, Villahermosa, Veracruz”.
Por todo ello, hizo un llamado a la Cámara de Diputados y a la Cámara de Senadores para que sepan que es lo que esta sucediendo en nuestro país, y que “encontremos la manera de dialogar”.

De Gómez a Gómez, La Tuta aseguró que respeta al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, pero que también lo están engañando.

“Lo que quiero que sepan es que nosotros no nos metemos con  inocentes.

“Si en su momento atacamos algunas corporaciones, fue porque ellos anda detrás de nosotros, coludidos con Los Zetas.”

Publicas, pública

Si mi padre viviera posiblemente me estaría recordando: “M’hija, por algo se les llama mujeres de la vida pública”.

Hace mucho que no escribo despotriques contra nadie en particular (salvo el Partido Verde), por lo que me siento tranquila: por más lean, dudo que se ofendan. Me quité la costumbre desde un desaguisado laboral que también me ayudó a temperar mi sentido crítico. Antes ladraba mucho, amenazaba, hería.

La próxima vez que saque la pistola será para matar. 

***

Cada vez trato con más ahínco de ser discreta. Cuando mucho hago frases-guiño a gente que espero esté escuchando, pues hay días que me urge que sepan cosas. A veces hasta me contestan. 

Lo raro es que ahora, aún con este renovado halo de secreto, me siento cada vez más encuerada.  

Como ya no me puedo esconder en la sinceridad, ahora temo que realmente se salga quién soy.

Everything that happens will happen today

Vi pasar a Ruben Bonet, con esos ojos desbordados, ofreciendo sus libros y su intensidad, su falta de vergüenza, su cara de dolor jajajesco. Alto, muy alto, como sus vuelos  y su sentido del arte. (Luego leí a Villareal en Milenio hacer una modesta apología de este hombre que adoptó a México como su sucia musa desde 1992.  Rogelio no lo sabe, ni lo sabrá, pero cuando leí su artículo se dibujó un círculo sobre mí, decidí cosas).

Nos quedamos solos en esa calle, me acababan de sacar del Mestizo, esperaba a mis amigos, encerrados Bonet y yo por fuera del bar, sin nada que decirnos. Se subió a su bicicleta. “Mucho Bonet, eres una pistola”, solo eso, no me dio el mezcal para más. Hizo un medio-caballito con el artefacto y antes de alejarse me gritó “Estamos vivos, hermanita”.

Algunos dicen que Bonet está loco. El runrun lo señala como violento y mamila. A muchos otros ha ofendido, arañado. No sé. Quizás yo solo lo admiro por desigual, por querer que lo adopten, por calzonoudo, por huérfano, por frágil, por buen escritor.

Lo admiro por todo lo que desprecio a gente famosita, alterntivita, que pontifica sobre el rocksito, el metalito (o el indiesito, que para estas alturas, cómo se ha jodido la cosa, es exactamente lo mismo). Por todo lo que no admiro al tipo que sólo sabe criticar, al que se preocupa demasiado por qué apesta y qué no, a quien usa instrumentos para medir a los otros.

También dejé de admirar hace mucho a la gente lista porque para mí ser inteligente es como haber nacido con una nariz bonita. No merit at all. (Lo que se hace con esa inteligencia requiere de más nalgas planas y de constancia que de neuronas. Eso si que es meritorio).

Me gusta más la gente que acumula pequeñas victorias diarias contra sí mismo. Pinches héroes que todavía se indignan cuando ven las cifras de asesinados, que todavía se molestan porque les roban algo. Admiro al que asiste embrutecido a una cogida, un concierto o una plática con amigos, el que evita trivializar las caminatas de una sola cuadra, donde se amarran amores para siempre.

(Quizás no se den cuenta, pero trivializarlo todo, apolitizarlo todo, darle chance a su ser blandengue nos está matando).

La lengua de fuego del DF me lamió tres veces este fin de semana.

Esta es una ciudad y no mamadas.