Los libros que uno se lleva

Iba en el avión, no podía imaginar que en Jordania me iba a nacer la necesidad del silencio.

Saqué de la mochila Jerusalén de Gonzalo M. Tavares, una edición nuevecita de Almadía que muestra en la portada superpuesta la ilustración de un tipo bigotón, un doctor caricaturesco, cayendo de espaldas desde un edificio viejo.

Ese doctor se llama Theodor Busbeck y dice cosas como esta:

“El próximo siglo será el de la seriedad, o bien perderemos todo lo que llevamos conquistado… Si seguimos gastando nuestra energía creativa en divertimentos inútiles, en prostitutas y chistes fáciles, no tardará en surgir otra especie animal, más circunspecta e incapacitada para el buen humor, que en poco tiempo se adueñará de nuestras principales instituciones”.

Busbeck es  el personaje que mete a su mujer a un manicomio y después le quita el hijo que procreó con otro interno. Busbeck es quien racionaliza sus visitas a los puteros, el doctor con una carrera intachable, el hombre que lleva décadas tratando de trazar la historia de la violencia, pues cree que algunos pueblos están destinados a ser emisores o receptores de violencia y no hay nada que hacer al respecto.

De cierta forma el Doctor Busbeck tiene razón: a dónde quiera que vayas encontrarás, como un agente infiltrado, uno de esos mutantes que nació con el sentido del humor rebanado ocupando uno de esos puestos que antes pertenecían a los humanos.

Se nota sobre todo en las garitas, las casetas con vigilantes que rara vez te miran a los ojos, no los vayas a hacer reír.

Por suerte, muchos de nuestros policías de tránsito todavía se ríen por las calles, abiertamente, como si no supieran de la mutación. Eso siempre me hace respirar mejor.

A un año de Obama (post invitado)

Este es un poste-amiento gráfico que Dante subió a su página y que me pareció interesante. No estoy del todo de acuerdo, pues a mí me emocionó la elección de Obama, aunque ahora, a un año, todos tengamos muchos más elementos para juzgar si era para tanto o no lo era.

En fin. Me parece que una mirada sutil alcanza a ver cosas que la mía no puede.

Este es el texto con el que abrió Dante sus fotografías:

Hace mas de un año, me tocó estar en Nueva York el día de las elecciones. La gente parecía muy emocionada por la victoria de Barack Obama.

Hoy como ese día mientras tomaba las fotos, sigo sintiendo que todo forma parte de la misma vitrina y se vende por el mismo precio.

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Bush's Last Day

A través de un espejo de feria

Algo anda muy mal cuando la voz más coherente en esta crisis es la de un capo.

Trato de comprender la lógica que priva en Servando Gómez Martínez, aka La Tuta,uno de los jefes de la organización La Familia, quien pidió una entrevista a Milenio TV para dirigirse al Congreso de la Unión, al ejército y al presidente.

Como exigía Rimbaud, La Tuta es completamente moderno: tiene la sangre fría y entiende su negocio. Le habla de CEO a CEO al panista. Entiende que el gobierno y el narco son dos grandes y exitosas empresas –una exporta mexicanos a EU y con las ganancias embellecen los cachos de país que van vendiendo baratubaratu, muy baratu/ la otra emplea o embrutece a los mexicanos que lograron quedarse.

Son dos pujantes empresas, el negocio va muy bien, ¿pa qué nos peliamos, digo yo? 

“Hace algunos años no teníamos está situación de conflicto. Pasó algo… Se rompió algo entre la familia y el gobierno. Por eso queremos que alguien nos escuche y preste atención…”, dijo La Tuta.

Negociemos, no se aprieten de su calzón, lo han hecho toda la vida y estábamos tranquilitos. A nadie le convienen tantos decapitados, tanto pinchi encobijado. ¿Luego quién va a trabajar el negocito? Dios (es decir, nosotros) aprieta pero no ahoga. ¿Qué quieren, que la gente se canse de verdad y empiece a PENSAR o peor, a actuar en consecuencia? Con todo respeto, no chinguen. 

No me extrañaría que algún día La Tuta se hiciera de algunos andamios políticos y hasta se lanzara de senador. Con la memoria histórica que nos cargamos, muchos de mis conocidos hasta votarían por él.

*** 

De acuerdo a la nota publicada ayer por Proceso:

La Tuta aseguró que La Familia respeta a los militares, a las fuerzas armadas. “No tenemos nada contra ellos. Que no se dejen engañar. Que vean los expedientes. En todos los casos es el mismo modo. En Yucatán, en Baja California, Villahermosa, Veracruz”.
Por todo ello, hizo un llamado a la Cámara de Diputados y a la Cámara de Senadores para que sepan que es lo que esta sucediendo en nuestro país, y que “encontremos la manera de dialogar”.

De Gómez a Gómez, La Tuta aseguró que respeta al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, pero que también lo están engañando.

“Lo que quiero que sepan es que nosotros no nos metemos con  inocentes.

“Si en su momento atacamos algunas corporaciones, fue porque ellos anda detrás de nosotros, coludidos con Los Zetas.”

¿Algún proyecto de vida?

Ayer me hicieron un chequeo médico para certificarme ‘apta’.

Me levantó las orejas como quien revisa a un perro roñoso y me preguntó con ahínco sobre el número de parejas sexuales. Ay no sé doctor, ¿de veras quiere que las cuente? Pues dame un estimado. ¿Tiene prisa? Yo muy jocosita y el doctorsito enjuto-aburrido-no-tengo-ninguna-motivación-en-la-vida ni me miraba.

¿Diabetescánceralopeciatuberculosis-falta de sentido común en la familia? No no. Al menos creo que no. ¿Presión altibaja? No no. ¿Locura? (Ah chingá, ¿qué el término no era ‘padecimientos mentales’?). Locura, eeeh, no no. Creo que no.

A ver respire. Libere el aire (¿Libere? Puf, qué doctor más intenso). Ajá, dice que no fuma verdad y ¿qué tal mota? (Doctor, por dios, se dice ‘mariguana’. Alguien va a pensar que es usted universitario).  Pues no no, tampoco. (Aquí alza la mirada, primera vez que me ve a los ojos después de meterme las manos en el pecho, golpearme la panza y pedirme que me baje los pantalones). ¿Segura? Pues la última vez que chequé no fumaba mota, doctor. (Me vuelve a mirar “Hahaquégraciosaestaviejamensa”).

¿Algún proyecto de vida?

¿Disculpe?

Sí, cuénteme si tiene algún proyecto de vida.

¿Ser  feliz?

Ajá. Bueno, eso es todo. Va a salir a la segunda oficina a la derecha a que le pongan un sello. Buenas tardes.

(¿Ser feliz? Ay Ira. Tienes que dejar de ver películas de Fellini).

Cociendo habas globales

Presos de la estupidez, la desinformación y el mal gusto hay en todos lados.

Ahí están los egipcios que matarán a 300 mil animales sanos por nada. Puerquicidio masivo solapado por la soberanía de los pueblos. “Pus son sus puercos. Ni modo”. Ni modo de organizar firmas internacionales por los cerdos inocentes. Alguien tiene que pagar los platos rotos de la psicosis mundial. Ahora le tocó a la tribu porcina, cuyos gritos cuando los deshollan solo parecen de seres humanos. Temo pensar lo que se ha hecho en la historia del mundo bajo razonamientos similares.

Esta fiebre de pánico ya duró mucho y está teniendo sus consecuencias. La humanidad, como cualquier organismo con una enfermedad preexistente (en este caso la banalidad y el egoísmo en sus más variadas formas),  ya empieza a enloquecer. Decía yo antes, al principio de todo este desmadre: me da risa porque en este mundo nomás necesitamos una justificación para expresar el odio que ya traemos dentro; de inmediato nos dan ganas de estrenar la sierra eléctrica.

A los mexicanos en el mundo ya los empiezan a tratar de apestados.

“¿Hace cuánto que vives aquí, tú, eh?” Desconfianza asegún de la gripe porcina, pretexto extraodinario y políticamente correcto  para expresar mi verdadera opinión de ti. “Te recuerdo que eres extranjero, que eres perico-perro, que no perteneces, que ya quisieras mano”.

***

Otro organismo con enfermedad preexistente son los medios. Cualquier gripa los desnuda.

En las últimas conferencias de prensa para reportar el estado de la influenza porcina en cadena nacional me he podido percatar de que:

-las autoridades sanitarias no son autoridad en el ámbito sanitario. Es decir, expertos no hay en las sillas burocráticas. Están allí porque son primos amigos cuñados del delegado. Seguro llegan a su casa pensando “chingá, ¿pero yo por qué?”.

-los periodistas le tienen miedo al micrófono.

-los periodistas tampoco son autoridad ni conocen a fondo el tema que los han mandado a cubrir. Están allí porque son muy feos y no han conseguido un puesto de presentador de espectáculos.

-los periodistas le tienen miedo a saber qué chingados quieren preguntar. Dan rodeos, no llevan preparada la pregunta, piensan que el sentido común es una nimiedad y entonces rebuscan la cuestión hasta que acaban por hacer una sentencia retórica. Por supuesto, el que contesta está feliz, pues hará exactamente lo mismo cuando le llegue su turno.

-lamentablemente, la diferencia entre un periodista gringo de CNN con todo y su acento mamón contra un reporterito mexicano es dolorosa.

-las autoridades mexicanas llevan dos días dando palos de ciego. Lo que sigue es un espectáculo donde se gastará mucho dinero innecesario para justificar el despliegue de fuerza de los días anteriores.

-los medios empezarán muy pronto a olvidar el asunto y nosotros también. La próxima pelea será por saber ‘quién fue el primero en decir que todo esto era una farza’. Quizás nos volvamos a acordar en diciembre, cuando (dicen) podría recrudecer el fenómeno.

-los demás nos dejaremos de cuidar muy pronto. Volveremos a darnos besos, a expresar nuestro cariño abiertamente al de al lado, pues, hay que decirlo, aparte de odio, también guardamos eso y buscamos cualquier pretexto para expresarlo.

Acá una entrevista con Marc Siegel del periódico español La Vanguardia, que supongo mucho ya habrán leído, el primero de los expertos en decir sin pelos en la lengua que “esta gripe durará lo que dure en los informativos”.

Por cierto, sostengo mi felicidad. Por fortuna tengo muchos planes para el futuro: a mí no me desilusiona que el mundo siga su curso ni me siento defraudada porque esto no se parezca a una película de zombies come carne; es una extraordinaria noticia.

***

Mañana: dos leyes (o tres, las que encuentre) pasadas mientras estábamos en la pendeja metidos en casa.

Como las olas del mar

Tengo muchas cosas que decir acerca de mis cuatro días en La Habana, pero no encuentro las frases exactas pues aún es una sensación visual o una sensación física, como el paso del tiempo, como se sienten las olas frías en el calzón cuando entras primero al mar y luego el cuerpo se va acostumbrando y todo se entibia y ya no tienes ganas de salirte nunca más aunque te vuelvas viejito.

Solo puedo decir que todos escritores deberían conocer La Habana. No conozco ningún otro lugar donde sea tan evidente que la vida (vestirse, cojer, bailar, comer, hacerse pendejo en una plaza pública, esas cosas) tiene una membrana viscosa hecha de minutos que queremos romper siempre pero de la que no podemos salir porque somos muy chiquitos.

No sé hablar de La Habana, estoy conmovida, enojada, feliz, llena de ritmo, llena de miedo. Lo único que puedo dejarles son fotos. Fotitos. My own private point of view.

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La Habana Vieja (el centro) tiene partes donde, si no supiéramos historia, podríamos pensar que ha caído una bomba o  están en guerra. Y están… la baja intensidad no le quita lo guerra.

En este edificio viven ratas y personas que sacan cables hasta el alumbrado público y saltan entre vigas húmedas para llegar a los cuartos de atrás.

Pensaba en el perrito de la RCA Victor…ese perrito bien podría ser mascota y símbolo de La Habana Vieja,  sería el mismo perrito blanco pero tan sarnoso que ahora es casi rosado, viejo, a punto de morir de desesperación por rascarse, pero que le sigue haciendo fiestas a los ritmos afroamericanos que salen por el cuerno del fonógrafo.

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La diversidad racial es extraordinaria y la gente es tan guapa que duele (como se puede apreciar, son hermosos desde chiquititos). Según me cuentan el racismo es casi inexistente según me contó una chava blanquísima, protoperiodista, pues dice “nosotros sabemos que lo bello nos viene de los negros, sabemos que la música y el baile son de ellos y los cubanos somos eso, música y cuerpo, no podríamos vivir ya sin esta mezcla”. Por desgracia no tuve tiempo de preguntarle lo mismo a un negro.

Lo cierto es que los cubanos (con los que hablé, pues) son super articulados. Se les nota la educación, las lecturas, oyes a gente normalita, sin doctorado ni nada dominar el pensamiento abstracto. Añora uno cosas de esas en la educación mexicana. Sigh.

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Un obrero con su ejemplar del “Granma”, periódico oficial y plenipotenciario donde me cuentan, el cabrón del Fidel se dedica últimamente a chochear. No se cumplen 83 años sin consecuencias, creo: “Compañeros cubanos: hoy quiero hablarles del juego de pelota, ¿se acuerdan que yo predije que los japoneses ganarían? ¡Pues ya ven! “. Y se arranca, totalmente chocho a discutir sobre por qué se los echaron al plato en el beis.

Mientras tanto, la obra de teatro de todos los pueblos, la de los ricos y los pobres y los que tuvieron suerte y los que no, se lleva a cabo por las calles (porque claro-que-agüevo-que hay clases sociales y toda clase de privilegios en Cuba).

Y aquí la onda: sí, hay ricos y pobres, clase media y eso, pero la desesperación por tener, por ser, por pertenecer, por dominar, por chingar, por ser recordado como “el mejor”, por prevalecer, por sobresalir, (esa de la clase media mexicana), esa no la vi. No sé, quizás no busqué bien.

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Pensaba yo que en Cuba un diseñador gráfico se muere de hambre. La total falta de anuncios por las calles es rarísima (exceptuando estos de propaganda política y el aún presente y cabroncísimo “Patria o Muerte”).

Más raro para mí que vivo en esta ciudad gritona. Una ciudad que GRITA “coca-cola-pantene-galletas-pingüinos-compre-casa-no-mame-hágase-la-mamografía”.

La falta de publicidad da una paz casi desquiciante, pero sin duda podría volverme a acostumbrarme a ella… como cuando éramos niños que los anuncios en las calles sólo murmuraban ¿se acuerdan?

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Uf, los coches. La revancha más grande hacia el coleccionismo, hacia lo exclusivo, lo in, lo particular, lo mío que no es de nadie, es que un Cadillac ’59 en Cuba es nomás un taxi para cubanos.

No dejan subir a los turistas, so pena de que les quiten el auto, así que nos la pelamos.

Pero son unas bestias hermosísimas.

Como dinosaurios corriendo por las calles.

***

Un dios muy viejo duerme allí en La Habana.

Mr. Grieves na na na na hope everything is alright

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Es más fácil verlo cuando pegan las fotos de los muertos en una pared.

Lo que sigue son fotos de mi visita al Newseum en Washington, donde estaba de cursi y lloré en cada uno de los pisos.

Salía de una sala y pensaba “ya por dios, qué vergüenza, límpiate las lágrimas” y nomás no podía. Las historias detrás de las historias, las historias de periodistas haciendo su chamba son conmovedoras. Justo allí me pienso no-periodista, me pienso dolorosamente entretenedora, me muerdo las uñas y me pregunto si alguna vez sería capaz de ponerme en riesgo. Ahora lo único que arriesgo son adjetivos. No puedo evitar sentirme una gallina, una gallina con un aviso futuro…

you can run on for a long time, sooner or later god’s gonna cut you down, decía Johnny Cash.

Y luego llega uno al memorial de los asesinados y no hay más que contar la incidencia de la palabra “México” con letras bien claritas para darse cuenta que en este país nos cuentan mucho menos de lo que realmente ocurre. ¿Será que no nos cuentan, Ira? ¿Será que nosotros no nos tomamos la molestia de preguntar? Ni le buigas compadre, no vaya a ser que nos toque también a nosotros.

A quien se lo menciono me mira con descreimiento: en 2006 la organización Reporteros sin Fronteras reportaba que era más peligroso ser periodista en México que en Irak.

Hoy, el listado de abusos al periodista más largo en el sitio electrónico de Reporteros Sin Fronteras tiene las mismas letritas: “México”. A veces uno ya no sabe qué significan esas letras. ¿Es un país, una sucursal, un llano de tiro libre, un búnker? ¿Qué mierdas es esto?

En el sitio de RSF hay esperanzadores encabezados como los siguientes:

-El Fiscal Especial excluye que el asesinato de dos periodistas comunitarias en Oaxaca tenga alguna relación con la profesión

-Secuestran y torturan durante doce horas a periodista de Noticias de Oaxaca

Casos Brad Will y Roberto Mora : “Las autoridades federales se empeñan en permitir la impunidad”, según Reporteros sin Fronteras

Asesinado en el Estado de Tabasco un periodista radiofónico en lucha contra el crimen organizado

-Asesinado un periodista en el Estado de Chihuahua, en un contexto de violencia generalizada

-Agredido en la redacción el subdirector de un diario de Nayarit; un periodista chihuahuense obligado a exiliarse

El director de un semanario de Veracruz sale ileso de un atentado a disparos; un colega de un diario de Tabasco recibe una cabeza cortada

Caso Lydia Cacho: la justicia del Estado de Quintana Roo se niega a dictar las órdenes de detención de los principales sospechosos

Todos fechados los últimos seis meses.

Chingado, me pone hiper sensible hablar de periodistas muertos.

***

Acá unas fotos del memorial en Washington:

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Y aquí cinco paginitas nomás con el conteo de periodistas mexicanos ‘oficiales’ muertos on duty.

Chale.

Nacer del cine

No es cierto, no odiamos realmente a los gringos. Sin ellos, los cines no venderían palomitas: quizás la gente iría realmente a ver la película.

Los estados de Utah, Colorado, Arizona y Nuevo México son, según los propios de la región, de las cosas más bonitas que dios dejó caer cuando estaba dormido. (Parece que la imagen Mafaldesca es internacional).  Son precisamente esos Estados los que se intersectan por territorio perteneciente a indios Navajo y Ute, (principalmente). Las famosas reservas.

Las fotos que puede sacar, hasta una camarita taruga como la mía, son espectaculares porque el paisaje no puede dar menos.

Lo terrible ocurre cuando se deja de ver el paisaje. Entonces vemos a la gente.

Es difícil no salir dándose golpes de pecho occidentales/freudianos/católicos/culpígenos: pobres indios, occidentalizados, son los payasitos que cobran por función, pinches gringos ojaldras.

Bueno sí, todo eso es cierto. Pero tiene sus contradicciones y sus asegunes.

Cuando uno llega a la reserva de los Navajos en Utah y se baja del inefable jeep turístico (hay partes a donde no está permitido entrar en vehículo particular), ya lo espera a uno un indio subido en un caballo que se deja tomar fotos.

La foto es así:

Habrá unas trescientas fotografías diarias idénticas a esta, pues todo lo que ven es un simulacro, una representación que los indios tienen bien estudiada de ellos mismos. Por hacer esto cobran propinas “ahí lo que sea su voluntad por darte el placer de ser lo que tú piensas que yo soy“.

(Ya sé, ya sé, tengo que leer a Baudrillard).

Venden artesanías, joyería de una plata que importan de dios sabe dónde, hecha dios sabe por quién, copiada de un catálogo de joyería de fantasía tipo Avon o similar. Es exactamente la misma artesanía que venden aquí en Xochimilco, en Coyoacán o en Rumania. No sé si son los chinos, los gringos, qué diablos, no sé qué es, pero en este mundo ya no hay cabida para la diferencia. Todo tiene un eco desechable, homogéneo, triste.

Por una corta lana, los navajos se dejan sacar fotos y responden tooooda clase de preguntas idiotas de los gringoides retirados, su público ideal. ¿Usted todavía vive así? ¿Tiene agua y luz en su casa? ¿Habla usted Navajo, qué significa Navajo, esas ovejas son suyas, le rezan a las rocas?

Pendejas que pueden parecer las preguntas, es de lo mejor que se puede oír en ese jeep. La mayor parte de los comentarios son de un tipo de gringo tan centrado en sí mismo que no alberga en su cerebrito la más mínima curiosidad: están más preocupados por lo que puede hacerle a su pielecita el sol y el viento y en qué restaurante va a comer después. Llevan gorras, lentes, bloqueador solar y hasta tapa-bocas. Que no los toque nada, nada, nada.

Pasamos junto a un conejo. El jeep se detiene para que lo veamos de cerca. “Miren miren, están en un lugar donde los conejos no son dibujos animados y no hablan con una zanahoria en la mano”, parece decir nuestro guía. Una de las gringas frente a mí jura que es un ‘animatronic’.

Así lo dijo “That’s not real, that’s one of those animatronics”.

Es extraordinario, (triste pero extraordinario) comprobar cómo los gringos están tan embebidos en su simulacro, que no saben reconocer la realidad cuando la ven. Pero quizás ellos no sean los únicos culpables. Quizás es que en esas tierras la imaginación es un tesoro perdido: cuando el guía Navajo nos mostraba las formaciones rocosas a lo lejos, sus referencias eran hasta dolorosas: “Y allá a lo lejos, pueden ver el dedo de E.T. y la cabeza de Ross Perot”:

Los gringos, claro, se cagaban de la risa. Yo me iba poniendo triste triste, pensando que sus referentes están igual de vacíos que los de los gringuetes que van en el jeep, pero luego me puse aún más triste porque sé perfectamente bien quién era el imbécil de Ross Perot y me acuerdo perfecto del dedo de E.T.

Estamos perdidos, todos.

***

Luego me contaron la historia del lugar: dicen que el primer gringo que vino  a vivir aquí fue por allá de la década de los 30 y lo primero que se le ocurrió (of all things possible) fue venderle la idea de una locación al cineasta John Ford.

Dicen que quería “reactivar económicamente” el lugar, un eufemismo de “ya chingamos paleta, de aquí se puede hacer negocio”; así que se le plantó al director en sus oficinas de Hollywood y lo convenció de que Monument Valley, Utah, era el escenario perfecto. Ford ya  había escogido a John Wayne para hacer sus épicas de vaqueros y la onda le encantó. Parece que ya nunca filmó en otro lado.

Es curioso porque entonces los habitantes de Monument Valley se convirtieron en extras (como lo son ahora, qué cabrón, extras de sus propias vidas).

Toooodos los Cheyennes, Chipewas, Shoshones y anexas en las películas, son en realidad Navajos haciéndola de Cheyennes, Chipewas y Shoshones. ¿Lindo, no?

Desde entonces, en este lugar se filman a cada rato toda clase de películas: de aquí son las carreteras polvosas de Thelma & Louise y la llanta ponchada de las National Lampoon Vacation con Chevy Chase; de aquí es un pedazo de Marte de Total Recall y un escenario de Back to the Future III (que me disculparán, tuve a bien saltarme). Hasta el juego de Playstation 3, Motorstorm, está basado en Monument Valley.

Ánnndale, ya caigo.

Entonces, mi idea de vacío frente al referente cinematográfico está al revés: tal parece que este lugar no tendría la vida que tiene de no ser por el cine. Los indios se habrían retirado de un sitio inhóspito sin agua ni posibilidad de prosperar en el sistema capitalista. Los turistas jamás habrían venido y yo no les estaría contando esto.

Como vil pueblo minero, los indios Navajos de Monument Valley encontraron una veta que inauguró un estilo de vida y sigue dándoles de comer: el cine.

No sé si eso está bien o está mal, pero no creo que me toque juzgarlo.

Jueves de extrospección

La realidad anda pegadora.

Hoy nos amanecimos con que nuestro Carlitos Slim (de casi 70 años ya, chiquillo) adquirió una participación nada despreciable de acciones en el diario The New York Times. Lo que uno se pregunta es: ¿como pá qué? Nunca subestime ud. la vanidad de un millonario. Igual quiere formar opinión, un legado. Vaya ud a saber qué pretende.

***

Ya no sabe uno. La onda de la violencia y la contra violencia es un tema delicado. Recibo al menos un mail al día avisándome que “no me pare en los retenes de la ciudad porque son falsos”, que “no me oponga al asalto con pistola porque me pueden matar” (daaaa!) “que no me ponga al brinco porque estos son los malos y aquí no hay ley”.

Otros mails tratan el delicado contrapunto al tema de la seguridad: hablan del estado de excepción (aquí el fragmento de uno muy sesudo, de Salvador Rivera):

Un señor de nombre Giorgio y apellido Agamben asegura que: en la casi totalidad de las así llamadas “democracias occidentales” , la declaración formal de Estado de Excepción ha sido sustituida por una generalización sin precedentes del paradigma de la “Seguridad”. Desde esta lógica el clamor de “Más Seguridad” debería ser re-codificado entonces, en su contenido auténtico, es su acepción original: “¡Impongamos Estado de Excepción!” (véase, por ejemplo, el articulo de Néstor de Buen: “¿Guerra Civil?” en La Jornada del 31 de agosto, 2008) . Cuando Marcelo Ebrard, Ulises Ruiz, Mario Marín…y Felipe Calderón ponen en el centro de sus respectivos programas y acciones de gobierno la expansión de los dispositivos policíacos, lo que en realidad hacen no es, desde luego, procurar el bienestar común
por conducto de la consagración del Derecho sino que, por el contrario, suspender toda normatividad jurídica con el objeto de aplicar La Ley . Pero ¿Qué Ley es ésta que pretende ser aplicada por conducto, precisamente, de su propia suspensión?: Esta Ley es La Ley de la Necesidad… La ley que asegure la acumulación capitalista agran escala por medio de la violencia extra-legal.

La cosa se está poniendo de la chingada, pues.

***

Y hablando de estados de excepción, por otro lado estalla el asunto de las becas del Fonca, un escándalo que llega con algunos sexenios de atraso porque desde que yo recuerdo, las cosas siempre han sido así: es más fácil que te la den si conoces a uno o varios de los jurados. No importan mucho tus credenciales creativas, tu trayectoria o la seriedad ante tu propia obra; importa que te ubiquen. Así ocurre también en Imcine, en Conacyt y  en cualquier otra instancia culturosa mexicana: somos profundamente príistas, estamos acostumbrados a charolear. El tráfico de influencia es nuestra onda, lo mamamos a edades tempranas.

Yo tomé clases de dramaturgia con la ahora letra-escarlateada Ximena Escalante. No podría hablar mal de ella: recuerdo su generosidad con los integrantes del Laboratorio. La conozco y sé que este desmadre se lo va a sacudir del hombro como pelusita. Una vez le dije que era la soberbia con patas. Y lo es. Supongo que estará en su casa pensando de qué forma ‘no los va a pelar’. Hijoos, ess el diablo esa mujer.

Lo que pasa es que a Ximena nadie le puede decir que vive de ser jurado o de hacer gestión política: es creadora en activo con una o dos obras estrenadas cada año desde hace al menos tres y eso tiene que valer de algo. No puedo decir lo mismo de todos los jurados.

Eso no significa que el escandalito es en vano. La única forma en que el Fonca y en todos los demás culturo-providers practique algo parecido a la transparencia es a periodicazos (somos priístas, qué se le va a hacer).

Pero aquí creo indispensable dejar de echarle tierra a las personas envueltas en estos abismos de libertad montessori donde nadie sabe y nadie supo y buscar que la dependencia plante bases de transparencia para que esto no siga ocurriendo.

Ahorita saltaron los dramaturgos (que soon, hijos del diablo…tooodos) pero igual podrían hacerlo los novelistas y hasta los de lenguas indígenas. En todos los ramos está igual.

*Aclaro que nunca fui jóvena-creadora aunque respeto a todo aquél que sí lo fue. Ocurrió que yo nunca encontré el tiempo para  postular. Sentía que la precariedad económica (en mi caso particular) no se podía paliar con ‘una bequita’. Pensaba ‘se termina la beca ¿y lueeego?’ Preferí hacerme de un oficio on the side y esas cosas. No sé si me arrepiento… Lo que sé es que una vez que te la dan, como a mi amigo Ernesto y te mandan a vivir al segundo lugar más caro del mundo, declarar que no te la renuevan por “falta de trascendencia” (trascendencia que ellos confirmaron tan solo un par de años atrás) es, al menos, una hijodeputez.

Verticales verticales

No sé cuál es el problema en esta ciudad con la verticalidad (¿o en este mundo?).

¿Por qué necesitamos siempre un tipo más arriba y siempre un tipo más abajo de nosotros?

En el bar un grupito de escuincles se metieron unas latas de cerveza. Querían disfrutar de la música y del ambiente pero sin pagar el triple por un trago. Se les hizo fácil, pus qué, pasamos al Oxxo antes de entrar.

Claro que los cacharon y los corrieron a patadas. Ok. Tampoco es como si los bares vivieran de proveer entretenimiento caritativo.

La cosa es que mientras se las hacían de jamón a los hombres, un gorililla se quedó ‘registrando’ a una de las chavas. Blandía su lamparita, se la dirigía a los ojos, a las tetas. Le removía la chamarra que tenía en las piernas una y otra vez . Supongo que para buscar más latas escondidas quién sabe dónde. Le abría y le cerraba una bolsita de mano donde no cabría una lata entera.

Hasta que me encabroné.

Óyeme, respeta. Metieron cervezas. Y eso qué, respeta cabrón. Es una chava sola. No viene sola. No, pero la dejaron sola aquí. Tú no te metas. Ah chingá. Por qué te metes si ellos fueron los que se metieron unas cervezas. ¿Y?

De pronto llega otro chaparro de camisa a rayas. Gorililla=camisa negra, camisa a rayas=escalafón. Yo soy el gerente y estoy verificando (sic) que no se ha cometido falta de respeto alguna. Pues yo soy cliente de este antro y pido respeto. Yo soy el gerente y estoy verificando que metieron cervezas. Yo soy el gerente y tú quién eres. Yo soy Ira pendejo. ¿Eh? No tendría que ser nadie más para decirte que respetes. Yo soy el gerente y estoy verificando, tú quién eres…

Algún día quisiera escribir un cuento largo largo sobre todas las charolas que enseñamos en este país para conseguir cualquier cosa, incluso un poco de respeto.

En fin.

***

Otra expresión más sutil de nuestra verticalidad es la forma en que conversamos los chilangos. A menos de que sea una plática privada con un verdadero cuate, aquí nadie escucha realmente a nadie. Ayer en el antro nos dimos cuenta de que en México apestamos en aquello de mantener conversaciones. Los colombianos con los que íbamos tenían una insólita capacidad para expresar sin pudor sus opiniones.

Hasta podían decir que NO sabían de algún tema. No pasaba nada.

No recuerdo la última vez que un chilango me dijo: no sé nada de eso, a ver platícame.