Nine Lives

No sé cómo empezar este post sin contradecirme.

Siempre digo que el género (masculino o femenino) no debería fijar nociones a priori sobre una obra pues hombre mujer o quimera, a todos nos hieren y herimos, nos desean y deseamos.

La tradición que pesa sobre la crítica literaria hace que al hablar de un escritor con pene y pelos por todos lados, el crítico se clave un poco más en el texto, su propuesta formal, su inserción en la historia de LA literatura (de hombres), etc. En cambio, cuando hablan de una escritorA invariablemente empiezan por la persona.

Cuando se trata de una mujer al volante de un texto parece que debemos avisar; hablamos de una sensibilidad, de su actuar “como mujer”, de su punto de vista grafológicamente vaginal.

Lo odio.

Me gustaría que esas mismas cosas que se dicen de una mujer “es más profunda, más sensible, menos concentrada en la trama y más en las emociones de los personajes” se avisara cuando escribe un hombre. Nomás para que vean lo que se siente. Se me ocurre que podríamos notar cosas como: “es obvio que este tipo lo tiene difícil para hablar de lo que siente y no sólo de lo que piensa; el sentido de competencia exaltado es evidente y también el miedo a la castración”. Jejeje. Ok, no. Pero es horrible que sí se haga con las que portamos una par de tetas.

Todo este choro porque me parece que leer a Ursula K. Le Guin es indispensable y no quiero hablar de que es mujer, pero no puedo eludirlo.

Leer su novella Nine Lives es absolutamente sanador, del modo en que solo una mujer (Freud, ahí te voy) puede sanar. (Escuché hace poco que la gente que no puede calmarse sola es porque su madre nunca le mostró cómo. Para los bebés el asunto de aliviar la angustia es nuevo, alguien tiene que enseñarles cómo serenarse y esas cosas las enseña una mujer).

De modo que Nine Lives es una mujer contándote cómo le hace un clon para encontrar su triste identidad. Explicándote con una elegancia fuera de lo común que perder es elegir /es encontrar/ es ser.  En la pérdida hay tantas ganancias.

¿Tiene algún sentido lo que digo?

En fin. Ella lo dice mejor que yo, ya van a ver. La noveleta no habla sólo de eso, pues, tiene muchas otras capitas, como una cebolla morada de Marte. Es un prodigio el texto, vamos.

Por eso, aunque nunca hago esto de linkear archivos, hoy quiero que lean a doña Ursula. Me pasé la tarde buscándolo y finalmente lo encontré. Aquí pueden bajar el libro completo “Las doce moradas del viento” (en español), antología de historias de ciencia ficción de doña Le Guin. Allí le pican a Nine Lives y no se paran del asiento hasta que la terminen.

Y ya. Lo que hagan después no me incumbe.