Hay días que los muertos no callan hasta que uno reacciona.
Es mejor que hablen, por cierto.
Si el ‘medium’ es además un amigo tan listo que lloras, tanto mejor.
Ayer recordaba cómo se consuela uno de niño, cómo somos nuestro único pañuelo posible después de llorar. Cansados de desear (juguetes, la atención de papá, a otros niños), moquientos, con ojitos entrecerrados y cara de incomprendidos nos encerramos en el baño. En ese momento creemos que es para odiar discrecionalmente a los demás, pero el odio se olvida pronto, olvidamos lo que deséabamos y alzamos la cara al espejo para hacer muecas. Es la primera vez que uno se cae bien solito.
Es la primera vez que se hace humor, la primera vez que descubrimos el placer de las cosas futiles. El rito del consuelo propio es semilla de notas musicales y de versos, hervidero de fórmulas químicas y gestos de generosidad.
También allí comienza el dolor… ‘De todosmodosjuantellamas’.
Pues bien, ayer pensaba en eso y cuando revisé mi correo me desarmó un muerto, me dijo “arriba las manos”, me llenó de orgullo y de amor por los demás. El nombre del muerto importa, pero no tanto como el medium del que hablaba unos renglones arriba. El EP revivió a Herr Doktor para nosotros y no quise que nadie se lo perdiera. El medium dijo esto ayer:
El téorico del consuelo: (copiado a mano de su propio librito por Yours Truly, nomás porque eres tú)
“The life imposed on us is too hard for us to bear: it brings too much pain, too many disappointments, too many insoluble problems. If we are to endure it we cannot do without paliative measures. (As Theodor Fontane told us, it is impossible without additional help). Of such measures there are perhaps three kinds: powerful distractions, which cause us to make light our misery, substitutive satisfactions, which diminish it, and intoxicants, which anaesthesize us to it. Something of this sort is indispensable. Voltaire has distractions in mind when he ends his Candide with the advice that one should cultivate one’s garden; another such distraction is scholarly activity. Substitutive satisfactions, such as art affords, are illussions that contrast with reality, but they are not, for this reasons, any less effective psychically, thanks to the role that the imagination has assumed in mental life. [el énfasis es mío]
-Herr Doktor Sigmund Freud, “Civilization and Its Discontents”, 1930.
(Lo pongo para aquellos que no revisan los comments, era imposible perderse éste).
Luego revisé y el buen medium lleva hablando de eso algún tiempo. Así que llevamos platicando, sin saberlo, con el mismo muerto durante meses. Sus reflexiones se pueden leer aquí.
Me tomo la libertad de reproducir un fragmento de su extraordinario post en One Hundred Bars, en el que además, se da el lujo de hablar de los nombres propios, uno de mis temas favoritos.
“Se sabe, nos dice herr doktor, de las tribus que prohiben pronunciar el nombre de sus muertos, por temor a que renazcan y vuelvan a caminar entre los vivos, que pensaban que ya los habían dejado atrás. El exorcisimo es siempre una tentación, pero no soluciona nada. Todos nuestros nombres nos habitan y lo harán por siempre. Si me pudieran ver como realmente soy, sus ojos mirarían todos mis nombres, el cuerpo como mapa. Me he dado cuenta que es mejor así, mostrarlo, encararlo, aceptarlo antes que esconderlo. Somos nuestros nombres y no hay modo de negarlo…”
Más que mandar un cebollazo, la neta estoy sorprendida. Ernesto es un medium que todos necesitamos leer.