Tengo unos sobrinos (5 y 7 años) que me nacieron del Dungeons & Dragons.
No son hijos de ningún hermano o hermana. Me nacieron cuando –el que sería– su papá se sentó junto a mí y me hizo reír hasta que me dio asma en una sesión de Dungeons.
(No está ud. para saberlo, pero las carcajadas tienen ese inconveniente en mis pulmones).
Ah cómo era divertido sentarse junto a este bestia. (Autor por otro lado, de la célebre leyenda del “árbol de monedas” con el que se hacía pendeja a su hermanita de ocho años para que le enterrara la mesada del domingo en una macetita de malvones).
Hace 15 años, antes de saber cómo terminarían las cosas, nos juntábamos en la sala de mi casa a geekear. Fines de semana enteritos, como viejas que juegan canasta, nosotros jugábamos rol.
Eras un enano clérigo o un medio elfo mago. O como yo: una medio elfa ranger que ‘trackeaba’ , que podía seguir pistas en el bosque como Aragorn en El Señor de los Anillos.
…pucha… si me da penita, pero luego lo pienso y ni madres, se van al carajo, ¿existe algún juego ahora para el que sea necesario leer novelas completas? Pos entonces la penita la deberían tener ustedes no yo.
Antes de saber que dos de las personas sentadas en esa mesa, que una vez tiraron dados fosforescentes de 20 caras se jurarían luego odio eterno (justificado), nos unía la risa, el cigarro y la música. (Y el miedo a que Strad, el vampiro, nos bajara dos niveles de ‘experiencia’).
Ahora llevo al ‘bosque’ a esos dos niños, mis sobris putativos, y como que se me quiere salir una lagrimita (tengo que andar en mis días y muy cursi, pero igual se me sale).
Quiero decirles: tu papá y yo cruzamos juntos una vez un bosque mucho más peligroso que este sin siquiera salir de la casa.
Cruzando un bosque como éste nos hicimos amigos y luego él se murió revivió y eso, pero fuimos tan amigos que aunque tú y yo no compartimos ni media gota de sangre hoy tu mamá ‘te me presta’ y eres mi sobrino y cuando llego a tu casa corres a recibirme. Nomás.
(Todo esto por que el creador de los D&D, habrán leído en otros blogs, murió…Ahora que lo pienso, seguramente Gygax estaría orgulloso de aquello en lo que se han convertido sus fans: casi todos somos bloggers).
Para el geeko que ya no tiene edad pa acordarse de esta onda, aquí puede leer una logradísima nota del semanario electrónico Slate sobre la muerte de Gary Gygax.
So long Gary and thanks for all those books.