Escribí un post el domingo sobre esta película pero se borró.
Ahora no sé si diré lo mismo. Vi esta película con guión de Cormac McCarthy y salí preguntándome por qué madres no le gustó a nadie. ¿Son los diálogos pesados, como de novela teatralizada que les parecieron imperdonables? ¿Los bits and pieces dramáticos de alguna forma desligados o con eslabones tan largos que se necesitaba alguien con experiencia en coser filigrana para notar las uniones?
Esta vez no coincido con ninguno de los críticos que frecuento, ni mexicanos, ni gringos, ni ingleses. Esta vez también es la primera en que eso no cambia, ni tantito, mi forma de ver esta película.
Es más: cada vez que leo una falla la considero un punto a celebrar.
(Spoiler alert)
Aquí un ejemplo:
The narrative pings around as meaninglessly and entertainingly as a pinball machine at first, but the comic timing feels off, without the finish of Christopher McQuarrie’s The Usual Suspects or, say, Tarantino’s version of Elmore Leonard in Jackie Brown. McCarthy woefully runs out of ideas before the end of this long film, especially as far as poor Laura is concerned. (en The Guardian) http://www.theguardian.com/film/2013/nov/14/the-counsellor-review
Un pinball narrativo es exactamente lo que yo necesito para mantenerme atenta. Ese storytelling que te lo tiene ya hecho como una línea de pólvora que al final explota sin remedio me tiene cansada, absolutamente agotada. Ustedes críticos (mexicanos) y su puta “solvencia narrativa” pueden ir a ver televisión si gustan.
El “comic timing” está malogrado, claro, porque los personajes no están en farsa cómica, sino en farsa trágica. Están aumentados, caricaturizados, pero no tienden hacia la histeria (tan recurrente hoy), sino hacia el expresionismo: son farsa porque queremos ver las altas sombras que los persiguen. Como en Nosferatu de Murnau, el efecto de terror nos lo dará aquello que viene detrás del personaje, no sus tristes camisas de colores.
Que no se parece a The Usual Suspects o a Jackie Brown, pfff. Ni siquiera voy a comentar sobre ese lamentable momento en que al crítico se le acabaron las palabras.
Más importante es que el británico piense que a Cormac McCarthy se le hayan acabado las ideas cuando hace que Laura sea remolcada por una pala mecánica hacia los tiraderos de basura. ¿Se le acabaron las ideas? ¿Más o menos cómo qué cree que les pasa a las chicas que matan por allá?
Los menos avezados preguntan, ay chiquillos: ¿Qué pasó y por qué? Con la cantidad de gente que no sabe leer entre líneas lo que hacen sus gobiernos, no me extraña. Quizás ésta sea una película para gente culta, capaz de seguir un texto muy difícil, quizás capaz de leer poesía sin preguntarse ¿qué significa? ¿qué pasó y para qué? So be it.
Hay varios diálogos capaces de separar el agua de la tierra. Momentos como en el que Malkina ve correr a los cheetahs, en los que, como un gato se masturba con el auto de Bardem, no para shockear al público sino para shockear a Bardem y tenerlo siempre listo para engullirlo. Hay momentos que se notan escritos con calma para que el director lo filme con calma. El tipo que matará al motociclista se toma lo que parece una eternidad en colocar un cable que rebanará una cabeza de tajo. Eso es mucho más violento y sagaz que todas las películas del Tarantino. Pero es una violencia para adultos y en este mundo adolescente, le toca muy poco.
Qué bueno que Syd Field les dijo cuántos momentos narrativos debe tener un guión, cómo deben conectarse las causas y consecuencias de una historia… ahora por favor, olvídenlo y pónganse a escribir algo propio, que cambie un poquito el curso del contar historias. McCarthy, con los tamaños que lo caracterizan, lo hizo a los 80.
¿Será que podamos ver esta película con ojos menos adolescentes (la edad en la que es uno más viejo)?