La hermosísima palabra grimoire (grimorio en español) designa un libro de magia, el recipiente de los secretos más preciados del hechicero.
Existen, no los invento. Un rápido y somero wikichapuzón puede hablarles de San Cipriano, que era todo un coleccionista de estas ondas egipcias y del enorme Aleister Crowley, escritor británico loquísimo que además fue master ocultista, satanista y hasta yogi del siglo XIX. (Además, creo, tenía un nombre estupendo).
La cosa es que Alan Moore, una especie de Crowley moderno, lleva años de investigación sobre misticismo, buscando desde los orígenes pitagóricos de la Cábala hasta la verdadera historia del Dr. Faustus. El autor de Watchmen está a punto de convertirlo en un comprehensive grimoire, que espera tener listo en dos años. Moore being Moore, quiere que el libro sea, además, divertido:
We want this thing to have a lot of really fun inserts, fun features. Something that would delight a child. We want to make this not only a perfectly lucid and accurate book about magic, but we really want to make it a book about magic that would not disappoint an 8-year-old child if they came across it.
Back when I was a child and I first heard about magic, then I kind of knew instinctively what a book of magic would be. It would be unimaginably wonderful. It would have fantastic things in it. It would be much better than the children’s comics annuals I got at Christmas, and they were pretty wonderful.
El hecho de que Moore vea el paralelismo entre recibir esos comics para navidad y un libro de magia es absolutamente entrañable.
Estoy segura de que si a más gente le enseñaran el placer de leer cómics, este sería un mundo donde la magia iría caminando por las calles como si nada.
La entrevista completa con Moore está acá. Está buenísima, por cierto.
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Claro que vimos Watchmen en Imax (acompañantes de lujo, por cierto) y claro que me divertí y amé el momento y me emborraché un poco a la salud de una película que, sin embargo, sigo pensando que no tenía ningún sentido de ser realizada. Dinero mal gastado, que como dice el propio Moore, serviría más en un rescate a víctimas de algún desastre natural.
Zack Snyder, pobre fan deshuevado, respetó tanto que se diluyó en un megamultimillonario tributo a Moore. Un Moore que no necesita ni quiere ni entiende por qué diablos alguien querría hacerle un tributo así, quitándole la oportunidad a tanta gente de interesarse y leer la novela. Ok, ahora todo el mundo sabe de qué se trata Watchmen, en qué acaba y cómo se ve…¿y? Después de verla nadie va a sentirse ni más subversivo ni más disgustado con nada. Puro empacho palomero y a casa a querer comprar más.
Parece mentira que haciendo un filme político (por que eso es Watchmen, aunque al director se le escape) Snyder no se preguntó por qué madres era relevante hoy. No tiene ni un sólo comentario, ni un solo ensayo sobre lo que pasa ahora…me atrevo a decir que a quienes nacieron después del 90 (quienes ya tienen casi 20 años, god I’m old) van a salir pensando que en los 80 teníamos un gusto malísimo para la ropa y nada más.
Perdió la oportunidad Snyder de enfurecer a los fans (me hubiera encantado salir furiosa del cine), perdió la oportunidad de volverse autor y se quedó en maquilador de páneles directamente sacados de los dibujos de Gibbons. Las mejores líneas de la película por cierto, también son de Moore.
Fue lindo recordar algunas:
Night Owl (tratando de evitar un muerto más): What’s happened to America? What’s happened to the American dream?
The Comedian (después de disparar a un civil): It came true. You’re lookin’ at it!
Y ésta, que hizo particular mella en mi cansada memoria amorosa:
Rorschach: Used to come here often, back when we were partners.
Dan Dreiberg/Night Owl: Oh. Uh, yeah… yeah, those were great times, Rorschach. Great times. Whatever happened to them?
Rorschach: You quit.
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Eso sí, la veré tres o cuatro veces más: porque para mí es relevante, porque quiero volver a llorar la (spoiler…) muerte de Rorschach, porque no mamen, ¡dónde encontraron ese actor! Es más Rorschach que Rorschach himself, porque The Comedian está increíblemente quesito (se parece a Robert Downey pero en mamado), porque la cogida es hiper ochentera y extrañaba esa estética de 9 1/2 semanas cursi-caliente, porque nomás en la secuencia inicial Snyder, tan estupendamente pop él, hace un video extraordinario á la MTV-1986, porque el cabrón la hizo para complacernos y, masturbatoriamente, tristemente, lo logró.