Mis sobrinos

Dos de mis más queridos carnales acaban de tener hijos. Uno fue impreso y se lee; la otra duerme plácidamente en su cunita. Ambos son una chulada.

Como los dos están medio lejos, yo nomás puedo abrir botellas de champaña imaginaria y beberla aquí en el suelo de mi cuarto con el orgullo de mis amigos que es el mío y que me llena los ojos.

¡Spotch!