Tortuguera

Tanto que hacer, tan poca gente con ética.

Le pregunté “Oiga, ¿y por qué tortugas? ¿Por qué lleva usted haciendo un trabajo sin paga veinte años (por el que el gobierno le debería un premio o dos, o un ejército de ayudantes bien pagados, al menos)? ¿Para que viene a esta playa cuatro o cinco veces a la semana a mal pasar la noche, esperando que las tortugas desoven, compacten, se vayan, esperándolas a que hagan lo que instintivamente deben hacer, para luego desenterrar los huevos y replantarlos en un lugar seguro, donde no se los puedan comer los tejones o los humanos?”

A ver, me dijo, yo nací aquí, mi padre arreaba vacas a las orillas de esta playa; yo alcancé a ir a la Universidad de Guadalajara. Cuando hacíamos prácticas yo propuse hacerlas acá y cuando terminé, pues me quedé.

Son seis kilómetros de playa que antes me caminaba a pie, todas las noches buscando nidos (las tortugas desovan cuando se esconde la luna, por ahí de la 1 am y terminan como a las 6 o 7). Cuando empecé desovaban unas 4 tortugas al año, hoy ya logramos que sean 1000.

¿Veinte años después?

Si, veinte años. Es que de 1000 huevos, sólo una llega a ser adulta…

…pero si usted me pregunta por qué tortugas y no otro ser vivo, no lo sé. Me enteré hace poco que a dos pueblos está el segundo lugar más pobre de México, de esos donde la gente se muere por agua sucia y esas pendejadas.

“A veces me pregunto por qué vengo todas las noche a salvar tortugas, mejor debía ponerme a ayudar gente”.

Esas fueron sus palabras exactas. Este cabrón biólogo me estujó el alma completa.

***

El biólogo, tan acostumbrado a entender cosas sin que se las digan, apeló a una niña que todavía vive en mí, la misma que decidió con fuerza a los 8 años que estudiaría biología y se puso a leer El Origen de las Especies. Me dejó recoger los huevos de un nido mientras la tortuga compactaba la arena (y yo escondía mi conmoción)  me habló de los nombres científicos, de las constelaciones, los periodos de la luna y decenas de ciclos naturales que pasan sin pena ni gloria en las ciudades.

Tuve una regresión, casi toqué a mi papá.

El mar tan punk golpeando los riscos, vigorosa, amigablemente, como si estuviera en medio de un mosh pit queriendo celebrar la música de la noche, las estrellas fugaces cayendo como migajitas sobre nosotros, suish suish el cielo se desmoronaba. La risa de los tortugueros, sus memorias de mojados, la alegría agridulce de estar de vuelta en una tierra que llaman suya, aunque no lo sea. (A veces está bien cabrón no creer en dios).

Esta foto le hace un flaco favor a mi experiencia, pero igual es puro registro:

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De tanto no poder hasta se puede

Fui a la Costa Alegre en Jalisco.

Los complejos hoteleros están muy bien, los ricos…puta, ¡las casas de los ricos! están requetebien. Cuando el dinero sobrepasa algunos topes siempre asumo que por ahí hay narco pesos.

Creo que en el único lugar donde nos damos golpes de pecho es en el Defe. Allá todo el mundo sabe que pudo llevar a sus hijas a la Universidad de Guadalajara, “¿pos por dónde cree usté? ¿Yo solito? ¿Con mi sueldito?”

Me encantaron. Más preguntaba y más me contaban.

Aquí hay gente que tiene ‘negocios’. Uno ‘invierte’ con ellos y te dan una parte de lo que le saquen a ese negocito. Pero tú no te metes, ellos se arriesgan. Aquí viene a comer Luis Miguel, es buena onda. Pero los que verdaderamente dejan billete son ‘los otros’: a esos sí los tratamos bien, pues.

Parece, sólo parece otro mundo con su arquitectura mediterránea, su patrón italiano, sus mamás esculturales paseando en tetas operadas.

Pero por abajito, todos lo saben. Que allá vive Seal con su novia la modelo, que por aquí enfrente pasan los botes usté ya sabe con qué.

Un 70% de la gente con la que platiqué ha pasado dos o más años en Los Ángeles o en Phoenix. ¿Y aprendió inglés? Ja ja, ¿en Los Ángeles? No, verdad. Allí se habla español. Pus sí.

Yo trabajaba de cargador de hielo. Yo pizcaba. Aesti pendejo lo metieron a la cárcel tres meses /Carrilla/ jaja/¡sicierto, cuéntale cómo te ofrecieron un maricón rentado! Ah que chingona es la vida acá. Allá no tanto, sólo si eres soltero. Allá si eres soltero te vas todas las noches al baile y te pegas unas divertidotas.

Pero casi todos se sienten mal, tienen familia acá, pues. Si gastas en el baile y en el chupe ya no alcanzas a mandar nada.

¿Y usted? No, pues yo trabajo en una revista. ¿A chingá, a poco se puede vivir de eso? No joda señor, que yo también me lo pienso diario /Carrilla/ jaja, cuéntales cómo escribes en las mañanas eso que sí quieres escribir, cuéntale tus sueños, ándale, cuéntales cómo te ofrecieron un maricón rentado.