Lunes vacío

De entrada: este blog se va a saltar el cinismo gripal. No me interesa que “sólo” haya 7 muertos oficiales ayer. Uno de esos pudo haber sido un familiar mío y es suficiente para mí. (Los que estén en esa onda conspiratoria-mamertita-no-pasa-nada-son-aliens-de-cartón-piedra ni lo lean).

Claro que los que puedan usarán esta crisis a su favor: los partidos políticos; el gobierno federal y el gobierno de la ciudad; los entretenedores en los medios; el secretario de economía y hasta los pinches padres católicos, pero también los vendedores rascuaches de tapabocas antier en la Condesa que daban cada antifaz hasta en 50 pesos, aprovechándose de la escasez; en fin, grandes o pequeños administradores del miedo. A eso se dedican esos pendejos y lo harán con esta o con cualquier otra crisis.

Eso no quiere decir que ésta no sea una crisis real.

Claro que hay cosas que criticar: la informción a medias, lo que callan, lo que aún no se explica. ¿Cuál es la tasa de mortalidad? ¿Sirven las vacunas? ¿Cuáles son los antivirales que sí sirven? ¿Por qué no hay en las farmacias?

Primero lo primero: tengo que decir que conozco una persona que estuvo 3 semanas en cama con los mismos síntomas hace un mes. Claro, hace un mes, como los doctores andaban en otro canal, le hicieron 3 diagnósticos distintos y finalmente la mandaron a su casa. Afortunadamente su cuerpo resistió y ahora está bien. No podemos saber si lo que le pasó era lo mismo, como tampoco podemos saber si hubo más muertos antes que se declarara la crisis. Pero sí podemos leer lo que escriben los doctores en la BBC (vía Ernesto P en Facebook):

I am a doctor and I work in the State of Mexico. I don’t work in the shock team; I am in the echocardiography team, but I do get some news from my colleagues in the hospital. There have been some cases of young people dying from respiratory infections, but this happened before the alert and they were not reported because the necessary tests weren’t done. We doctors knew this was happening a week before the alert was issued and were told to get vaccinated. I went to buy some anti-virals for my husband, who is also a doctor, because he had contact with a young patient who presented influenza symptoms and died. I don’t think pharmacies stock enough anti-virals.

I understand the government doesn’t want to generate panic, but my personal opinion is that they issued the alert too late. Still now, the population is not getting the information they need. We have been out in the street and some people are not wearing face masks and are not taking any preventive measures.

Guadalupe, Mexico City

I’m a specialist doctor in respiratory diseases and intensive care at the Mexican National Institute of Health. There is a severe emergency over the swine flu here. More and more patients are being admitted to the intensive care unit. Despite the heroic efforts of all staff (doctors, nurses, specialists, etc) patients continue to inevitably die. The truth is that anti-viral treatments and vaccines are not expected to have any effect, even at high doses. It is a great fear among the staff. The infection risk is very high among the doctors and health staff.

There is a sense of chaos in the other hospitals and we do not know what to do. Staff are starting to leave and many are opting to retire or apply for holidays. The truth is that mortality is even higher than what is being reported by the authorities, at least in the hospital where I work it. It is killing three to four patients daily, and it has been going on for more than three weeks. It is a shame and there is great fear here. Increasingly younger patients aged 20 to 30 years are dying before our helpless eyes and there is great sadness among health professionals here.
Antonio Chavez, Mexico City

Hoy el diario El País publicó una crónica del periodista mexicano Salvador Camarena (periodista duro, formado en El Reforma, conocido mío, quien una vez fungió como editor general de la revista Chilango). Hasta donde recuerdo, ni Salvador ni yo somos fans uno del otro, pero no conozco a alguien más excéptico y capaz de separarse emocionalmente de las noticias. (A mí eso me falta, claro). En fin, hay que leer completa la crónica; hay partes realmente logradas, de pequeños aspectos, nuevitos, que Salvador toca con gran sentido del humor:

12.34. La teoría de la confabulación

Ok, lo reconozco de entrada. Fue una pregunta tonta. Había un banco abierto. Sí, en domingo, uno de esos chiquitos. IXE, se llama. El tipo de cambio peso-dólar me pareció mejor que el de la semana y entré a cambiar unos dólares. A punto de concluir el tramite le pregunto a la cajera, una morena regordeta que no ha llegado a los 30 años: “Oiga, ¿y usted cree que mañana va a subir el dólar por lo del virus?”. Conste que advertí que la pregunta era tonta. “Pos quién sabe, porque ya ve, dicen que esto es como lo de Salinas”. Traducción: que todo esto es una invención del Gobierno, como lo del Chupacabras del que ya hablábamos aquí ayer. Trato de poner cara de seriedad (es difícil con la mascarilla) y le pregunto. “Y usted y su familia, ¿qué creen?”. Muestra su sonrisa ordenada y asiente: “Que todo es cuento”. Enmudezco. Calderón va a tener que salir más veces en la tele.

13.06. Preguntas y respuestas

Nueva discusión: ¿Cuándo cambio mi mascarilla? Primera respuesta: cuando ya huela mal. Primera duda: ¿qué hago con la usada? Bueno, ahí la cosa no está tan clara. Hay que meterla, dicen los especialistas, en una bolsita, cerrar esta y ponerla en la basura. Lo malo es que esta ciudad carece prácticamente de contenedores. Así que a cargar con la bolsita con la mascarilla usada. Alguien vio por ahí al jefe de gobierno Marcelo Ebrard con una, azul, de esas semirigidas, que son las que mas recomiendan. Las otras, las que son de una fibra delgadísima, esas hay que cambiarlas cada dos horas. Y practiquen en su casa, o en su coche, pero a solas. Parece muy sencillo ponérselas, pero no se confíen, porque si no se descubrirán emulando, sin quererlo, a Mr Bean.

15.20. Focos de riesgo

Tenía razón el escritor neoyorquino Pete Hamill. En su libro News is a verb, el periodista aseguraba que la calidad del periodismo estadounidense cayó cuando los redactores jefe dejaron de viajar en transporte público y se encapsularon en su SUV, en sus camionetas completamente acondicionadas. Con la camioneta llego a la casa en los suburbios y al desapego de los problemas de la ciudad. De eso me acordé hace rato cuando por primera vez en 36 horas me subí a la SUV. ¡Quuuué diferencia! ¡Aire acondicionado! ¡Música de mi Ipod! Y esa sensación de que voy a gusto en mi pequeño mundo. Incluso me quité la mascarilla. El problema es que mañana lunes la ciudad de México volverá a la realidad: el principal medio de transporte es el Microbus, o Pesero. El segundo, el taxi. El tercero, el Metro. Primero y tercero, garantes de aglomeración. Focos de riesgo.

¿Ven como sí se puede tener sentido del humor sin deshacerse de la responsabilidad? ¿Ven cómo no todo el sentido del humor tiene que ver con “pitos y nalgas y te meto y te dejo ir y sólo-los- idiotas-tienen-miedo y esto todo es mentira y nada sirve y ash, me caga no poder ir al cine?”